Con el ramo de flores en una mano, la anciana cogió el pescado recién asado y se lo entregó a Arturo, diciendo: —Este tipo de pescado hay que comerlo en cuanto se asa. Una vez que se enfría, no sabe bien. Cómetelo ya.
—Gracias, abuela.
Arturo cogió el pescado y le dio un gran mordisco.
Hizo una foto y se la envió a Diego.
Tenía más o menos la misma edad que Diego, y cuando era niño pasaba mucho tiempo jugando con Diego, y cuando creció mantenía la mejor relación con él.
Siempre compartía con Diego las cosas divertidas de su vida.
Diego vio la foto e instantáneamente envió un mensaje de voz en el chat del grupo familiar: [Abuela, ¿pescaste? ¿Y estás asando pescado? Yo también quiero comerlo, ahora vuelvo.]
Arturo le contestó a propósito: [Ya no hay más, es lo que me ha dejado la abuela, no hay parte para ti. Además, perderás mucho dinero si vuelves por comer el pescado asado.]
Diego: [El dinero se gana en cualquier momento, el pescado asado de la abuela no siempre está disponible.]
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