Lena trabajaba duro para ganar dinero y era muy cuidadosa con sus gastos.
Pero su cuñada gastaba el dinero sin pensar y llevaba una vida mucho más fastuosa que la suya. A sus padres les preocupaba que su hijo y su nuera no tuvieran dinero para gastar, pero no les importaba que Lena, su hija, no pudiera descansar ni un minuto.
Le pedían dinero a su hija para que su nuera tuviera una vida cómoda... ¡Esta era su familia!
Henry se dio la vuelta, la abrazó, diciéndole suavemente: —Mamá, no me has hecho mal. Sé que lo que estás haciendo es porque quieres que tenga una vida mejor. Mamá, estudiaré mucho y me convertiré en tu apoyo cuando sea mayor. Te protegeré y ya no tendrás que estar tan cansada.
Lena rodeó con sus brazos el delgado cuerpito de su hijo y, sintiéndose muy aliviada, comentó: —Buen chico. Mientras estés sano y salvo, estoy alegre. Tus notas ya han mejorado mucho, y estoy muy contenta.
No todos los chicos lograron éxitos por sus buenas notas. Algunos eran muy listos pero no les