—Gracias, señora Rodriguez. —respondió Isabela.
Hernanda le dijo a Isabel: —Isa tiene una voz tan bonita, me hace sentir tan bien.
—Vosotras tres ya tenéis nueras, y yo, aún no la tengo, tampoco el yerno. —diciendo esto, Hernanda giró la cabeza y miró a sus dos hijos y a una hija.
Su hijo menor sólo tenía poco más de veinte años, por lo que de momento no le presionaban para casarse, pero su hijo mayor y su hija estaban en edad para casarse y seguían solteros.
La hija de Hernanda, Maya, era muy buena amiga de Elis. A Hernanda se le daba muy bien relacionarse, no sólo con Audrey, sino también con las señoras de la familia York, sin ofender a ninguno de los dos bandos.
Maya tuvo un novio, en aquel entonces escondió su origen familiar cuando se enamoró de él. Y el hombre, un vagón que no quería trabajar tanto, engañó y abandonó a Maya para estar con otra mujer. Ese idiota no sabía Maya, que fue abandonada por él, era la mujer que podía hacerle llevar una vida cómoda y adinerada.
Durante el