—Sé que quieres ver nieve. Después de dar a luz, iremos al norte a ver la nieve.
—Genial.
Zachary y Serenity rara vez viajaban a lugares lejanos porque estaban tan ocupados.
Acababan de aparcar el coche cuando la vieja señora York volvió por casualidad justo en ese momento.
Zachary salió del coche y se dirigió hacia el de su abuela, y cuando ella se bajó, le dijo: —Abuela, por fin volviste. Dijiste que ibas a venir a cuidar de Seren y no has vuelto mucho, ¿dónde has estado?
—A esta edad sigues recorriendo por toda la ciudad, te llamé y me colgaste impaciente antes de que pudiera decir ni dos frases.
La vieja señora York sonrió y dijo: —¿No es bueno? Eso significa que gozo de buena salud. Si estuviera tumbada en la cama sin poder moverme, todos estaríais angustiados.
—Ay, abuela, no digas tonterías. —dijo Serenity.
Zachary también miró seriamente a la abuela, no le gustaba que dijera cosas así.
Al ver que Serenity estaba allí, la abuela May cambió inmediatamente su expresión a una de tr