—Pero Alejandro es un invitado, tendrás que dejarle dar el primer puñetazo.
Valentín pensó que Ismael ganaría. Aunque Quiana apostó una pequeña cantidad, seguía siendo mejor que nada.
Alejandro sonrió y dijo: —No tiene que ser así, Ismael y yo estamos compitiendo, tenemos que jugar limpio.
—Quiana, ¿cuánto habéis apostado?
Quiana extendió la palma para mostrársela a Alejandro y dijo: —Sólo un poco. Vicente y yo no tenemos mucho efectivo, así que tienes que esforzarte al máximo y tratar de ganar para que Vicente y yo ganemos mucho.
—Cada vez que viene alguien a retar a Ismael, todos apuestan a que Ismael ganará y es aburrido. Quiero que nos des una sorpresa. Si ganas la lucha, te haré comida rica todos los días durante los días que estés en Ciudad Nube y te haré engordar unos kilos.
Alejandro rió y respondió: —Vaya, ni siquiera sé si debo pedirte esa promesa, no me veré bien si engordo.
—Que no. Eres alto y fuerte, no se te nota si has engordado un poquito, además, ahora estás un poco d