—Por no hablar de que todos tenemos cosas que hacer, aunque cuando nos jubilemos, no hay garantías de que nos despertemos cada día y nos veamos al abrir los ojos.
Siempre habría alguien que se despertaría antes y alguien después.
Zachary se dio cuenta de que sí estaba caprichoso.
—Cecilia dijo que aún no has comido nada, debes tener hambre, vamos, sal a comer, yo te acompaño.
Serenity refutó a Zachary que se había quedado sin palabras, y tras darse cuenta de que él estaba siendo caprichoso, ella no siguió el tema y tomó la iniciativa de cambiarlo.
Evitando seguir el tema, para no meterse en otra gran discusión.
—Vale.
Zachary estuvo de acuerdo y luego soltó a su querida esposa en sus brazos.
Serenity salió tirando de él.
Cecilia ya había puesto sobre la mesa el desayuno preparado para Zachary.
A Zachary le gustaba perder los estribos, pero delante de Serenity no podía hacer otra cosa que agachar la cabeza y ceder.
A Cecilia no le preocupaba en absoluto que el desayuno que había prepara