Cuando Serenity y Zachary también terminaron de comer, Zachary le dijo a su esposa.—Seren, llévate a Sonny y siéntate descansando y yo voy a recoger la mesa.
En casa, Zachary también hacía quehaceres, a lo que Serenity ya estaba acostumbrada. Puesto que Zachary le decía que llevara a Sonny al sofá para que se sentara a descansar, ella llevaba a Sonny y se sentaba junto a su hermana.
Cuando se sentó, fue mirada por tres personas.
Todos la miraban fijamente.
Serenity se quedó perpleja y preguntó.—Hermana, ¿por qué me miráis así? ¿Tengo algo en la cara?
Ella levantó la mano y se tocó la cara, pero no tocó nada.
—Serenity, ¿cómo puedes dejar que el señor York limpie la mesa y haga las tareas?
La señora Brown reprendió a Serenity.
—Los hombres trabajan todo el día y están cansados, cuando vuelven a casa, vosotras, como esposas, tenéis que cuidarle bien y hacerle sentir el calor de la familia, para que le guste volver a casa.
Serenity comprendió por qué los tres la miraban.
—Mi hermana tambi