—¿Dormir? ¡Claro!— exclamó riendo, —Te acompaño.
—¡Polo Juárez!— Lucía lo regañó suavemente, —Cuando digo dormir, me refiero a dormir de verdad, no a lo que estás pensando...
—¿Qué estoy pensando?
—...
Lucía guardó silencio, una vez más le hizo una jugarreta.
Polo rodeó su delgada cintura con los brazos.
Mientras unos extranjeros pasaban junto a ellos, Polo Juárez levantó su copa y les dedicó una sonrisa de saludo.
El gesto de levantar la copa tapó a Lucía.
Omar continuó suspirando, tomando conciencia de que acompañarlos era un error.
No sabía si podría hablar con el señor Juárez para añadir una cláusula en los beneficios de los empleados: ¿Asignación de novias?
Suspiró...
En ese momento, una figura rosada se acercó desde lejos, sosteniendo una copa de champán mientras se dirigía hacia ellos.
Polo estaba a punto de marcharse, pero Lucía lo detuvo y le hizo un gesto con los ojos.
No era sino Serena Alonso. No era como un monstruo...
Lucía frunció los labios y se preparó inmediatamente p