El corazón de Samuel latía en su garganta.
Incluso a través del teléfono, podía sentir la ferocidad que emanaba de aquel jefe.
¿Había arruinado algo bueno?
Samuel miró su reloj y se dio un fuerte golpe en la cabeza. ¡Maldición! ¡Si lo interrumpían mientras se divertía, deseaba desmembrar a esa persona en mil pedazos!
"Hermano ..." explicó sonriendo tratando de congraciarse. "Si no fuera urgente, no te llamaría a esta hora. Pensé que no estarías durmiendo tan temprano..."
"¡Habla rápido!"
Jorge gruñó sin paciencia, se dio la vuelta y se dirigió al balcón, cerrando de golpe la puerta corredera a sus espaldas.
"Por lo que parece, tendrás que volver a la Ciudad Central", susurró Samuel en voz baja. "La noticia de que no has muerto se ha difundido. Tu abuelo está muy emocionado, y también tus padres..."
"Lo sé", frunció el ceño Jorge. "Me pondré en contacto con ellos en privado, pero pospondré lo de regresar a la Ciudad Central".
Samuel no entendía lo que pasaba, así que solo pudo decir un