MAYO
El progreso de Edmond con su madre me dio un atisbo de esperanza. Sabía que quizá fuera una ilusión, pero verlo mejorar su relación con ella me infundió un atisbo de optimismo. Habían pasado cuatro días desde aquella memorable cena en casa de los Walters, y Edmond seguía hablando con su madre. Parecían estar acercándose más, y lo que es más, la Sra. Walters mostró un interés genuino en conocerme. Fue un cambio inesperado y conmovedor. Sin embargo, seguíamos guardando nuestro pequeño secreto sobre Snuggle, nuestro compañero quisquilloso. Edmond prometió que eventualmente le revelaría la verdad a su madre, pero solo cuando estuviera seguro de que no se pondría nerviosa.
Mientras tanto, mi mente estaba consumida por pensamientos y preocupaciones sobre cómo se desarrollarían las cosas con mi madre. Pasé toda la semana obsesionada y estresada por ello. No podía evitar fantasear con una reconciliación sin problemas. En mis fantasías, mi madre me comprendería, me aceptaría y me abrazarí