Guillermo no esperaba que vinieran a recibirlo personalmente.
Nunca había revelado que iba a ver la obra, pero al instante lo entendió, ellos debían haberse enterado de alguna manera de que tenía un boleto, por eso tanta pompa.
—Querida, ven… —Guillermo hizo un gesto a su compañera.
Esta recepción hacía que Guillermo se sintiera aún más distinguido.
Rodeado de admiradores, Guillermo ingresó al teatro a través del pasillo especial.
Poco después, otro automóvil se detuvo.
Santiago, con una camisa blanca, llevaba el mismo estilo que cuando conoció a Valentina por primera vez.
Antes de venir, incluso se había hecho un peinado como el que llevaba ese día.
Incluso al entrar al teatro, Santiago se detenía ocasionalmente frente a los espejos para asegurarse de que tenía la apariencia que le gustaba a Valentina, antes de continuar satisfecho.
Rafael, que lo seguía de cerca, nunca había visto a don Santiago tan preocupado por su apariencia.
—¿No parece un pavo real cortejando?
Se sorprendió Thia