Lucío no desarmó las ideas de Ana, simplemente habló con indiferencia, revelando la información que ya había obtenido sobre la ubicación de Teresa Jiménez.
Ana se quedó atónita:
—¿Realmente encontraste a mi madre?
—La enfermedad de tu tío, la curé yo. Como intercambio, convencí a mi abuelo para darte la oportunidad de irte y buscar a tu madre, Ana. Vayas o no, solo escucharé tu respuesta.
Ana permaneció en silencio por un momento, a un lado estaba Lucas, quien estaba en peligro por salvarla, y al otro, su madre, que había sido llevada por la familia López hace mucho tiempo y cuyo estado era desconocido.
Pero después de pensar un rato, Ana bajó la vista:
—Primero busquemos a mi madre.
Lucas ya había escapado del peligro, tenía suficiente ayuda a su lado, pero su madre estaba sola e indefensa. No podía dejarla en manos de la familia López, para ser tratada a voluntad de ellos.
Al escuchar la respuesta de Ana, el corazón de Lucío finalmente se calmó. Inmediatamente llevó a Ana a un barc