Un año ha pasado desde que Anastasia Clark se marchó de la vida de Seven White, dejando atrás amigos, su primer amor, la universidad y su trabajo, refugiándose en su compañera y amiga Nicky. Anastasia ya no es la misma chica que Seven conoció en el pasado, ella se ha echo fuerte, ha aprendido a dejar atrás, a olvidar, y gracias a su nuevo proyecto (Su propia escuela de baile) logra lo que siempre soñó. En su nueva vida no hay cabida para el amor, tan sólo lucha cada día, para olvidar lo que una vez vivió junto a Seven White, siguiendo su camino hacia el futuro. Por ese caminó encontrará a nuevas personas que harán su vida más fácil, incluso a personas que le mostraran que el mundo es un lugar maravilloso, que vale la pena disfrutar, incluso, llegará a reencontrarse con personas que jamás pensó volver a ver. --- Seven White parece haber perdido la toalla en cuanto a volver a encontrar a aquella a la que amó. Su vida sigue su curso, pues pronto se desposará con la heredera de la universidad con la que la suya hará fusión, pronto ya no le quedará nada por lo que seguir viviendo. Su vida a continuado, pero él sigue anclado al pasado, sin poder olvidar los momentos que vivió junto a su gran amor. Pero no todo está perdido, pues el camino de la vida aún les depara un nuevo encuentro. ¿Qué sucederá cuando vuelvan a encontrarse?
Leer más(Seven White)
Hacia casi un año desde que ella se marchó, desde que me abandonó tras un mensaje de texto, y mi vida entera se quedó en pause después de eso. Las cosas no volvieron a ser las mismas, y a pesar de que el tiempo seguía su curso… los días, las semanas los meses seguían pasando, y yo aún seguía anclado en aquel día, el día en el que la perdía para siempre, y aún no sabía cuál era la razón, pues papá no quería soltar prenda.
Se limitó a decir que quizás ella no sintiese lo mismo que yo, y que dijo todo eso por miedo, nada más. Pero yo sabía que él tenía algo que ver, que había hecho algo para separarme de ella. Aun así, no podía demostrarlo, y la fusión seguía adelante, y con ello el matrimonio. Por suerte, celebraríamos primero la fusión, y posteriormente el matrimonio, eso me daría tiempo para pensar una solución.
Seguía buscándola. Había contratado a un investigador privado para que diese con su paradero, pues tras haber preguntado en la universidad por ella, a su amiga Kara, a su casero y a todos sus amigos, y no haber obtenido respuesta por ninguno de ellos, no me quedó de otra.
Mi investigador no sólo trataba de encontrarla, también investigaba sobre el pasado de nuestros padres, intentando encontrar algo más, la verdad sobre el pasado, algo que pudiese darme respuestas.
Pero por el momento no había tenido suerte, no tenía nada, y mi vida seguía estando incompleta.
Ella había desaparecido, ni siquiera volvió al club. No estaba en la rosa negra tampoco, el tal Pablo aseguró que rechazó el trabajo en el último momento.
Por lo consiguiente, cualquier lugar dónde podría haberla buscando, cualquier lugar que conociese de ella, no había rastro de Ana por ninguna parte.
Llegados a ese punto … ¿qué podía hacer?
Quizás lo mejor era aceptar el compromiso con la señorita Winston y olvidarme de lo que había vivido con ella. Había sido corto, sí, es cierto, pero su paso por mi vida había dejado huella en mí, y me veía incapaz de continuar mi vida si ella no estaba a mi lado.
Aquella noche estaba en el club, como cada noche, deseando encontrarla en alguna de las actuaciones del local, pero no había rastro de ella. Brad me miró, algo preocupado, quitándome la botella de ron, cansado de tener que andar de niñera conmigo.
Él lo sabía, lo sabía todo sobre Ana y yo, pues yo mismo se lo había confesado en innumerables ocasiones, después de estar borracho, como una cuba. Él guardó mi secreto, y prometió ayudarme, si yo la ayudaba a encontrar a su diosa del placer, la cual también había desaparecido. Ya no me quedaba ninguna duda de que se habían ido juntas, pues… ¿por qué si no habrían desaparecidos juntas?
La noche en la Selva Negra fue un desastre, no hallamos respuestas sobre nuestras chicas, así que terminamos juntos, en mi casa, pasando la mona que llevábamos encima.
***
El despertador me indicó que eran más de las diez, y que aún seguía en la misma posición, sobre la cama, mientras mi mejor amigo roncaba en el sofá.
Me levanté, desayuné algo, mientras Brad seguía en su quinto sueño, y me abrí una cerveza, mientras me marchaba al jardín. Abrí el capó de aquella chatarra que en el pasado fue un auto, lo había recogido del desguace, y tenía pensado arreglarlo yo mismo, pues me había apuntado a un curso de mecánica a distancia.
Me aburría mucho, lo sé, pero en aquel momento con tanto tiempo libre, pues ya no era el rector de la universidad nunca más, yo mismo lo dejé un par de meses atrás, dejándoselo todo a mi padre, cansado de ser un pelele en manos de este.
En aquel momento estaba en paro, así que tenía mucho tiempo libre.
Escuché un coche a mis espaldas, pero ni siquiera me inmuté, sabía que era la pesdada de Christin, como cada domingo, venía a hablar sobre los preparativos de la boda.
(Anastasia Clark) Mi vida había cambiado mucho en el último año, emprendedora, dueña de una academia de baile muy conocida en la ciudad, a punto de casarme con el hombre de mis sueños, Seven White, el antiguo rector de la universidad, que en ese momento se ganaba la vida como redactor en el periódico, y le iba muy bien. Corrijo, nos iba muy bien. Reconozco que, para él, al principio fue muy duro, tener que dejar de lado todos sus lujos para irse a vivir conmigo en un pequeño apartamento encima de la academia. Pero levantarse cada mañana a mi lado, creo que recompensó su esfuerzo. Estábamos enamorados. No había más. Aún me costaba hacerme a la idea de que muy pronto sería la señora White, la esposa de ese gran hombre al que conocí de la forma más extraña posible. Su hermana pequeña estaba entusiasmada con el enlace, sus padres, no tanto… Tampoco es que me interesase, más cuando él había cortado to
(Christine Winston)Aún me rehusaba a abrir los ojos, no quería despertar de ese perfecto sueño, más sabiendo que debía dejarlo pronto. No podía aceptar todas esas promesas que él estaba dispuesto a hacerme, no cuando sabía que sólo lo hacía por el sexo, él no era el hombre que yo necesitaba y yo nunca podría ser una de esas mujeres a las que él estaba acostumbrado.Sólo era una parada en boxes antes de continuar la carrera, nada más. Pero se sintió tan bien escuchar cada una de esas palabras, hacer creer a los demás que yo era tan válida como cualquier otra persona, que un hombre podría apostar por mí por una vez.Sonreí al pensar en ello, sin querer despertar del todo aún.Pensé en mamá, en las muchas amenazas a las que me sometía cad
(Christine Winston)Odiaba ese tipo de fiestas, pero eran por una buena causa, estaría allí en representación de la universidad, dispuesta a donar una gran cantidad para esos niños desamparados, así que lucía mis mejores galas, los hematomas casi se habían curado, así que tuve que usar maquillaje para evitar que se me notasen.La subasta empezaría en unos minutos, y todos los invitados nos relacionábamos unos con otros, incluso Seven estaba allí, junto a esa preciosa chica que había elegido. Me saludó, con una gran sonrisa, presentándomela, ella era agradable, incluso más de lo que pensé que sería.– ¿Viste a Brad en Colorado? – quiso saber. Asentí, sin dar mucha importancia, mientras él ladeaba la cabeza para mirar hacia
(Christine Winston)Cuando volví a salir de casa habían pasado dos meses, era una persona distinta, mis sueños y aspiraciones se habían marchado, siendo usurpados por el miedo, ese que jamás se marcharía en años. Fingir ser una chica estirada era mi única salida para no volver a ser golpeada por mi madre, estar a la altura de lo que se esperaba de mí.Volví a teñirme de morena y fingí que ser rectora de la universidad era lo que quería en esa vida, volví a asistir a reuniones que no me interesaban y a citas que mi madre amañaba para encontrar un nuevo inversor en la universidad.Como aquel día en Colorado, vestida como una mojigata, para evitar que los demás pudiesen apreciar los moretones que adornaban mi cuerpo, fingiendo que era una mujer fuerte como Selena, y sonriendo como si fuese se
(Seven White)La llamada de Brad me pareció de lo más absurda esa mañana, mi mejor amigo preocupado por mi ex prometida, eso era del todo improbable, pero allí estaba, pensando en la conversación que acababa de tener con Don Orgulloso.La entrada de mi preciosa Ana al despacho de casa, con las piernas al descubierto, vistiendo sólo una de mis camisas blancas, llamó mi atención. Sonreí, como un idiota, aún me parecía un cuento de hadas tenerla allí, a mi lado, a la mujer más hermosa que había visto jamás, y era toda mía.Se sentó sobre mí, impidiéndome volver a fijarme en el ordenador, en el trabajo, y me besó apasionadamente, aferrándose a mi cuello.– Deberíamos dejar de escondernos, Seven – me dijo al fin, lucía algo alica
(Christine Winston)Mi mente intentó buscar una salida para lo que había pasado, quizás sólo era un malentendido, quizás sus palabras de tener algo más conmigo habían sido ciertas, pero … no tener noticias de él en toda esa semana, hicieron que me diese cuenta de la verdad. Brad sólo me había usado para un par de polvos, justo como usaba a sus secretarias o a esa tal Nicky.Mis defensas estaban demasiado bajas, así que ni siquiera forcejeé esa mañana con los guardaespaldas de mi madre, no me negué a entrar en la limusina, dejé que recogiesen todas las cosas de mi casa y las metiesen en maletas, que hiciesen un trato con mi casero, incluso que me llevasen de vuelta a casa.Ya no me quedaba nada para seguir luchando, estaba cansada de intentar defenderme en aquel mundo cruel, de poner
Último capítulo