(Anastasia Clarck)
Había pasado casi un año desde que desaparecí de la faz de la tierra, desde que ni siquiera Kara sabía nada sobre mí. Pero era necesario para que él no me encontrase, pues sabía que lo primero que haría para encontrarme es buscarme en los lugares que solía frecuentar, así que ponerme en contacto con ese tipo de gente estaba totalmente descartado. En lugar de eso cree algo nuevo, me fui a vivir con mi amiga Nicky, dejé la casa en donde vivía antes, y me mudé definitivamente con ella, para luego comenzar a buscar trabajo. Por supuesto volver al club estaba descartado, eso me conectaba con el pasado, y sabía que sería el primer lugar en dónde él me buscaría. Tampoco podía dar clases como profesora de baile en la rosa negra, pues él también conocía ese sitio. Así que tenía que crear algo yo misma, mi propio estudio.
Nicky me dio la idea. “¿Por qué no montas tu propio estudio de baile y das clases a niños?” Fue una gran idea. Porque… ¿Por qué no? Me gustan los niños, y adoro el baile, si los unimos… se crea una fusión muy chula. Así que … así es como nació “White Dance”, mi propio estudio.
Tengo que admitir que tuve ayuda financiera por parte de mi amiga, además de usar el dinero que Chad White me dio, para conseguir el local y el material. Tuve que remodelarlo por dentro, y hace unas pocas semanas que estamos funcionando.
Al principio se suponía que sólo estaría yo, pero hace un par de meses, Nicky dejó el club y aseguró que me ayudaría con las clases, ya que el número de alumnos estaba creciendo bastante rápido.
Generalmente estoy poniendo propaganda en el periódico, en las asociaciones estudiantiles y por supuesto en los colegios. Pero… supongo, que jamás pensé que se llenaría tanto de un día para otro.
El boca a boca es muy bueno para este tipo de negocios, ¿sabéis?
Sea como sea, gracias a este proyecto en el que me he embarcado, por mí misma, apenas tengo tiempo para pensar en Seven White, en nuestra relación rota. Y en todo lo que he tenido que dejar de lado por culpa de eso. Me refiero, por supuesto, a la universidad, mis amigos, y mi vida anterior.
De momento no tengo dinero para seguir formándome académicamente, pero planeo quizás en un futuro retomarlo, cuando tenga un poco de dinero ahorrado.
Y esa es mi vida, hasta ahora.
La semana que viene tengo una entrevista en la radio, sobre jóvenes talentos que han pasado a la fama en poco tiempo, y estoy algo nerviosa. No sólo por el impacto que eso pueda tener en mi negocio, si no por la gente a la que llegaré, y, por supuesto, algo preocupada, por si él llegue a descubrirme de alguna manera. Pero estoy feliz, estoy consiguiendo mucho en muy poco tiempo. Así que estoy muy agradecida en este momento.
Quizás tenía que perder algo valioso para conseguir este éxito, para conseguir que me fuese bien profesionalmente. Como eso que dicen… después que una puerta se cierra, se abre una ventana. Era justo así, mi ventana abierta era la escuela, y la puerta cerrada era Seven.
Sonreí, y metí los papeles en el bolso, me puse en pie y miré hacia mi amiga.
Miré hacia el cielo, pronto empezaría a llover, el clima era más húmedo y las nubes cubrían todo a su paso, no había ni una pizca de sol.
Peiné mi recién coloreado cabello con las manos, y proseguí mi camino hacia la gestoría. No estaba lejos, tan sólo debía cruzar la calle y seguir recto unos diez minutos, después la encontraría, justo en la esquina.
El semáforo se puso en verde y los peatones cruzamos. Yo iba despreocupada, pensando en mis cosas, así que ni siquiera pude darme cuenta que el auto de Seven White era el que estaba parado en primera línea, esperando pacientemente a que el semáforo volviese a cambiar de color. Tan sólo fueron unos segundos, pero fue el tiempo suficiente para que Javier me viese, sorprendiéndose en el acto, de verme tan cambiada, luciendo feliz.
Seguí mi camino, calle abajo, y en seguida llegué a la gestoría.