Por su lado Helena y Antonio regresaron su habitación, donde ella avanzo a sus baúles para cambiarse de ropa y guardas esas ropas especiales.
- No sabía que tenías esas ropas – opino el castaño al ver como ella guardaba con cuidado sus ropas.
- Mi padre mando a hacerlas para mí, como regalo antes de que viniera a vivir aquí – menciono cerrando el baúl y guardándolo en el armario.
- Ya veo, y amor ¿qué te gusta usar más?
- Cualquiera está bien para mí, ya que me acostumbraron a usar de ambas – opino divertida.
- Hm… - respondió Antonio analizando ahora el cuerpo desnudo de ella – ven – le llamo sin dejarla ponerse su pijama para abrazarla - estas caliente – dijo sonriendo mientras acariciaba con suavidad y lentitud su cuerpo.
- Creo que así debe ser, de lo contrario sería algo preocupante ¿no crees? – opino divertida sintiendo los labios de su esposo sobre su piel.
- Jeje… es cierto y espero te mantengas así durante mucho tiempo – opino feliz, guiando a su amada a la cama para que se r