Aurora se sintió abrumada mientras relataba su historia a los oficiales en la estación de policía. Había esperado encontrar refugio y justicia, pero pronto descubrió que la influencia de Ricardo se extendía mucho más allá de lo que había imaginado. Los oficiales escucharon su declaración con atención, pero cuando llegó el momento de tomar medidas, comenzaron a surgir obstáculos.
—Señora, comprendemos su situación, pero necesitamos pruebas concretas para proceder con los cargos contra su esposo,— dijo el oficial a cargo, con una expresión preocupada.
Aurora sintió que el miedo volvía a apoderarse de ella. —Les estoy diciendo la verdad. Ricardo es un hombre peligroso. ¿No pueden hacer algo?
El oficial suspiró. —Lamentablemente, el señor Brown tiene muchos contactos y una gran influencia. Necesitamos más pruebas antes de poder actuar.
Aurora sintió cómo sus esperanzas se desmoronaban. Sabía que Ricardo había construido una red de poder que lo protegía de cualquier acusación. A pesar