Capítulo 32: Eres mía y yo tuyo.
La ciudad parece moverse más lento de lo normal, los días se hacen eternos sin mi esposo. Despertar sin él por las mañanas se siente frío, lo extraño; extraño los pequeños momentos compartidos todas las mañanas desde que estamos viviendo juntos, sonrisas furtivas y cafés juntos en los rincones del departamento antes de salir cada uno a su trabajo.
Solo espero que los días pasen rápido para que vuelva de su viaje.
Por otro lado, en la oficina, Ivi y Ezrah siguen con su tensión evidente, respuestas mordaces. No necesitan más para que todos notemos la electricidad entre ellos. Cada encuentro, cruce de miradas, parecen cargado de historia, de emociones que se niegan a desaparecer.
Esta mañana, Ivi llegó primero a la oficina, como siempre últimamente, ordenada y segura, pero con algo en la mirada que trae consigo un dejo de incertidumbre. Ezrah apareció minutos después, se apoyo en la puerta con una expresión que he aprendido a conocer: esa mezcla de calma calculada y fuego que ape