82 - Es mi hijo, Valeria.
Margaret dudó por un momento en estar en un lugar como ese, pero finalmente accedió. Conociendo a Armando y confiando en su juicio, decidió seguir adelante con la invitación. Salió de su oficina con Sofía y se dirigió al club.
Al llegar, un asistente la condujo a una habitación privada en el segundo piso. El lugar era lujoso y discreto, diseñado para encuentros que requerían privacidad absoluta. Margaret se sentía cada vez más intrigada por la naturaleza de la sorpresa.
Al entrar en la habitación, encontró a Armando y su asistente, ambos con expresiones serias.
— ¿Qué hacemos en un lugar así? — preguntó Margaret, tratando de ocultar su nerviosismo.
Armando la miró con calma y le indicó que se sentara.
— Por favor, siéntate. Tenemos algo que mostrarte — dijo, entregándole una Tablet.
Margaret tomó la Tablet, y al presionar el botón de reproducción, quedó en shock. La pantalla mostraba una grabación en tiempo real de Valeria y el abuelo de Emiliano en la habitación contigua. Estaban sen