16 - Fue muy arriesgado.
Emiliano iba entrando a la casa; sin embargo, Valeria se percató de su entrada, por lo que se puso a llorar exageradamente.
— Yo no le hice nada, te lo juro, Margaret — dijo entre sollozos.
Margaret por su parte, la miró atónica, pues ni siquiera estaba diciendo nada, ni un solo reclamo pese a ser la única quien estaba con su bebé.
— Pero…
— ¿Qué está sucediendo aquí? — preguntó Emiliano ingresando con aquel típico semblante frío.
— Margaret me ha culpado de que lastimé a Emanuelcito. Te juro que yo no le hice nada. Sería incapaz de hacerlo — seguía diciendo.
— Pero si yo ni siquiera hablé — respondió Margaret —, solo pregunté cómo se hizo, ya que el señor De Lucca no estaba, solo tú.
Valeria se acercó amenazante hacia ella, pero fue detenida por Emiliano.
— No mientas. Dile la verdad — gritó Valeria —. Dile que me gritaste.
— ¿Es verdad eso, Margaret? — La joven miró sorprendida a Emiliano, conteniendo las lágrimas que querían salirse —. Responde.
— Acabo de llegar, señor. Pregunté c