Esa noche, el therión ruso, imponente como siempre, se encontraba en el despacho terminando de cuadrar unas cuentas, lucía elegante y peligroso, su porte varonil, lo hacía verse muy atractivo para las mujeres
— ¿Todavía trabajando, cariño? ya es hora de irnos o vamos a perder la reservación, Adriano nos espera en el coche, está haciendo una llamada importante
La mafiosa Cristian, lucía un hermoso vestido de noche, era muy lindo, le llegaba a la mitad de los muslos pero no era ceñido, el therión la miró y de inmediato su hombría despertó
— Justo estoy terminando, ven acá bacherte, siéntate aquí, — el therión se golpeó ligeramente las piernas — estás especialmente hermosa está noche — el feroz lobo hundió su nariz en el cuello de Cristian, para llenarse de su exquisito aroma
— Thonatiu, vamos tarde, Adriano se molestará si nos seguimos demorando, no te pongas travieso ahorita
— ¿Por qué no? ¿desde cuándo le tengo que pedir permiso a ese lobo pulgoso, para tocar a mi hermosa bacherte? v