—¿Te casarás conmigo? —le preguntó Vicent, llenó de nervios y dudas.
Melissa negó con la cabeza.
—No puedo, ya estoy casada. Primero debo divorciarme de Demetrio. ¿Me puedes ayudar a que él acepte firmar?
Vicent entrecerró los ojos. Definitivamente, de esa joven e ingenua que él conoció no quedaba nada. Por supuesto, después de divorciarse de Demetrio, ella se negará a casarse con Vicent. Él se negaba a perderla. De ninguna manera piensa dejarla libre.
Entonces, él necesitaba crear un plan para que pudiese retenerla a su lado.
Vicent le mostró a su esposa uva sonrisa amarga y le guiñó un ojo.
—Tus deseos son órdenes. Pero primero reconoceré a mis pequeños. Ya es hora de que lleven mi apellido. Ethan y Elizabeth Santoro deben tomar su lugar en la familia.
Melissa, tragó grueso, sabía perfectamente lo que planeaba su esposo. Entonces, prefirió cambiar el tema.
—Necesito trabajar. Estoy acostumbrada a ser independiente.
—Ja, ja, ja. ¿Independiente? Creo que la cuenta de Demetrio