C36-RECUERDOS.
C36-RECUERDOS.
Odette se detuvo frente a la puerta. Sus dedos temblaban sobre el cerrojo.
«Podría marcharme ahora… fingir que nunca estuve aquí.» se dijo.
Pero no lo hizo.
Tomó el picaporte y lo giró con lentitud, empujando la puerta hasta que se abrió con un leve crujido. Un susurro de aire viejo salió a recibirla, lleno de memorias que no le pertenecían.
La habitación era hermosa. Cálida. Femenina.
Las cortinas de blanco marfil danzaban suavemente con la brisa y en el tocador un tocador pequeños frascos de perfume, peinetas delicadas, y un lazo de tela ya sin color, pero cuidadosamente doblado.
Todo estaba en perfecto estado.
Intacto.
Como si el tiempo mismo hubiera sido obligado a detenerse para no tocar lo que fue de Iridessa. Odette sintió cómo algo se apretaba en su pecho, como si una mano invisible le oprimiera el corazón.
Y entonces la vio.
La cuna.
Se acercó lentamente.
La tela estaba bordada con lunas y estrellas, suaves al tacto. Y dentro, una mantita diminuta, doblada c