C131- UNA MÁS.Rodrick seguía en el centro, mostrando una sonrisa triunfal como si ya se hubiera coronado. Odette tragó saliva, se limpió las lágrimas y dio un paso al frente.—No tienes ningún derecho —espetó—. No eres Alfa, Rodrick. Recuerda que fue tu propio padre quien dejó a Zayden, y si lo hizo es porque no te consideraba apto para el puesto.Luego se giró hacia el consejo.—Aun cuando Zayden es la Bestia, su sangre sigue gobernando esta manada. Porque yo llevo a su heredero en el vientre. Y como Luna… también llevo su voz. Y la mía no ha dicho que te aceptemos.Rodrick apretó la mandíbula y giró hacia los miembros del consejo, buscando respaldo. Pero nadie habló.Y Odette los escaneó uno por uno.—¿Así de rápido olvidan todo lo que hizo por ustedes? ¿Cuántas veces los protegió? ¿Cuántas veces peleó por esta manada?—¡Nos puso en peligro! —interrumpió alguien.Era Maelor.—¿Y quién dice que debemos aceptar a la cría de ese monstruo como nuestro futuro? ¡Ese hijo traerá más maldi
C133- LO QUE ESTES DISPUESTA A ACEPTAR.Zayden se dobló sobre sí mismo, respirando con dificultad. Las cadenas le quemaban la piel, y la plata ya le había abierto heridas en las muñecas y el pecho. Aun así, alzó la mirada.—¡Maelor! Él también lo es. ¡Él fue quien mató a Iridessa!El murmullo se expandió como un disparo, y todos se voltearon hacia Maelor.El consejero alzó las cejas, como si acabaran de insultarlo. Luego miró al consejo y a la manada con el rostro controlado.—Esto es ridículo —dijo sin levantar la voz—. Es el último recurso de un hombre acorralado.Zayden apretaba los dientes de impotencia. Se estaba debilitando, y su lobo también. Podía sentirlo gimiendo en lo más profundo de su pecho, casi apagado.La rabia, el miedo y el instinto luchaban por sacar a la bestia. Pero si se transformaba, no habría control. No habría diferencia entre amigo o enemigo. Y Odette… ella podía salir herida, y esa idea lo retenía.—¡No solo yo soy una bestia! —gritó con la voz ronca—. ¡Tú t
C133 -SÉ MÍA.—No tiene por qué terminar así. Todavía hay una opción —susurró—. Pero depende solo de ti… y de lo que estés dispuesta a aceptar.Odette sintió un escalofrío recorrerle la espalda, no por las palabras, sino por el tono que usaba. Era la forma en que se inclinó hacia ella, tan cerca, como si tuviera derecho.Retrocedió medio paso, incómoda, dispuesta a mandarlo al diablo. Pero cuando volvió a mirar a Zayden, su pecho se apretó. Él ya no intentaba contener el dolor. Jadeaba, las venas del cuello se marcaban con fuerza. Era un hecho que estaba luchando, y eso la destrozó.Así que tomó la decisión, aunque sabía las consecuencias.—¿Qué… qué tengo que hacer? —preguntó.Leonard sonrió. Fue apenas un gesto, pero suficiente para helarle la sangre. Suspiró y se inclinó hacia su oído, hablándole despacio, disfrutando cada palabra.—Si vienes conmigo, a mi manada, yo me encargo de que a él solo lo encierren… y no lo ejecuten.El corazón de Odette dio un vuelco. Su primer impulso fu
C134 - TE DESEO ODETTE.Al día siguiente, Odette caminó por el pasillo con el estómago revuelto, el corazón acelerado y la mirada firme. Sus pasos eran decididos, aunque sus piernas apenas respondían. Se detuvo frente a la puerta y entró sin esperar respuesta.Él estaba de pie, junto a la ventana, dándole la espalda.—Acepté irme contigo —dijo sin rodeos—. Pero no me moveré de aquí hasta que Zayden y su beta sean trasladados. Quiero saber que están lejos, fuera de esta manada, antes de que parta.Leonard se giró despacio y había una sonrisa satisfecha y oscura en su cara.—Valiente y directa… —dijo mientras se acercaba—. Me gusta. Además, hiciste lo correcto… tomaste la mejor opción, Odette. —Se detuvo muy cerca de ella—. Te aseguro que serás tratada como una reina en mi manada.Ella se tensó cuando él alzó una mano y la posó en su brazo. Apretó los dientes, luchando por no apartarse de golpe. No quería provocarlo y arruinarlo todo.Leonard aspiró su aroma con descaro y se inclinó hac
C135 - SOMOS HERMANOS.Zayden despertó con un ardor insoportable en las muñecas y el cuello. La cabeza le palpitaba, y el sabor metálico de la sangre le llenaba la boca. Intentó moverse, pero cada mínimo gesto lo hacía gemir.Miró alrededor y se dio cuenta de que ya no estaban en la mazmorra. Ahora estaba encerrado en una carreta de acero negro y plata, reforzada con runas antiguas. El interior era angosto, donde apenas podía moverse. Las rejas eran gruesas y con púas que sobresalían hacia dentro, diseñadas para que cualquier intento de escapar lo destrozara. Miró hacia abajo: el suelo estaba cubierto con polvo de hierro lunar, una sustancia que debilitaba a los cambiaformas hasta casi dejarlos inconscientes.Evidentemente, Leonard no quería que escapara.Miró a su lado. Noah seguía inconsciente; había una herida como la de él en la cabeza. Preocupado, se aseguró de que respirara y, afortunadamente, lo hacía. La carreta comenzó a avanzar lentamente por el centro de la manada.La gente
C136 - EMBOSCADA.Kendra palideció.El mundo pareció vaciarse a su alrededor, y el asco le subió desde el estómago, llenándole la garganta. Sus labios temblaron, pero no alcanzó a decir nada.«Somos hermanos».Estaba a punto de hablar cuando la carreta comenzó a moverse. El crujido de las ruedas arrastrándose por el suelo seco la sacó del trance. Dio un paso atrás sin dejar de mirar a Zayden, pero él ya no la observaba.Kendra quedó inmóvil, con el corazón bombeando descontrolado. Y solo había una pregunta: ¿Y si era verdad?En otra parte, Willow ya estaba lejos del territorio de la manada. Se había marchado después de que habló con Odette, lo hizo sin que nadie lo notara. Todos estaban ocupados con el traslado de Zayden, tal como Odette lo había anticipado.Se detuvo en una zona alta, desde donde se veía parte del sendero rocoso. Tomó aire con fuerza, cerró los ojos y murmuró una oración a la diosa:—Haz que esto funcione… por favor… haz que funcione.Su pecho latía con fuerza, pero
C1- NACIÓ MUERTO.—¡Ya viene, Luna, ya viene! —dijo la sanadora—. El cachorro ya pronto estará en tus brazos. ¡Puja, puja con todas tus fuerzas!Odette obedeció. Su cuerpo, tembloroso y empapado en sudor, jadeaba mientras otra ola de dolor la atravesaba. Apretó los dientes, sus manos se aferraron con fuerza a las sábanas empapadas y dejó que su cuerpo se desgarrara desde dentro. De repente, llegó el alivio. Y con él, un vacío abrumador.—Ya está —anunció la sanadora. Pero su tono no era de triunfo, sino de tristeza.Odette levantó la mirada, con los labios temblorosos.—No escucho llanto. No escucho nada. ¿Cómo está? —preguntó, apenas sosteniendo sus palabras—. ¿Por qué no llora? ¡¿Por qué no lo escucho?!La sanadora no respondió al instante. Miró al pequeño cuerpo inerte en sus brazos y luego a ella. Sus ojos lo dijeron todo antes de que hablara.—Fue un niño, Luna... pero... nació muerto.Odette parpadeó, como si no pudiera procesar las palabras.—No... —susurró, su voz quebrándose—
C2- VÍNCULO ROTO.A la mañana siguiente, Odette se levantó de la cama con movimientos lentos; su cuerpo aún estaba débil y adolorido. Kilye, su doncella, la miraba con preocupación.—Mi señora... es muy pronto para levantarse. Está muy débil —dijo la joven loba.Pero Odette negó, ignorando el ardor que aún sentía en su vientre.—No, Kilye. Tengo que verlo. Necesito solucionar esto con Ragnar.La chica suspiró, resignada. Sabía que no había forma de detenerla. Todo el mundo conocía el amor que Odette le tenía a Ragnar, un amor que había nacido desde que eran cachorros. Su unión había sido bendecida por la Diosa cuando sus lobos despertaron, y ese día había sido el más feliz de su vida.Pero esa felicidad se había desmoronado con el tiempo, con cada embarazo fallido, con cada pérdida. Y ahora, su relación pendía de un hilo, pero Odette no estaba dispuesta a dejar que se rompiera.Estaba segura de que lo que Ragnar había dicho la noche anterior era producto del dolor y la ira.Tenía que