–Úrsula, necesito que me digas qué vas a hacer con ese bebé –dice Cristóbal, con la voz quebrada, sosteniéndose la frente como si el mundo se le viniera encima. – ¿Vas a seguir con Carlos? ¿Vas a mentirle? ¿Le vas a hacer creer que ese hijo es suyo… mientras yo me muero por dentro sabiendo que es mío?
Úrsula se queda en silencio unos segundos. Luego da un paso hacia él, con los ojos vidriosos, la expresión entre vulnerable y calculadora. –Cristóbal, por favor… –susurra, alzando una mano para tocarle el rostro, pero él se echa hacia atrás, como si su piel quemara.
–No me vengas con súplicas. ¡Dímelo de una vez! ¿Qué piensas hacer?
Ella traga saliva, y aprieta los labios con fuerza –No puedo decírselo. No ahora. Si Carlos llega a enterarse… tu sabes cómo es. Si sospecha que ese niño no es suyo, no solo me arruinaría la vida. Iría por ti, Cristóbal. Te destruiría sin dudarlo. No sería la primera vez que hace desaparecer a alguien que le estorba.
Cristóbal da un paso hacia ella, con l