En cuestión de horas, la empresa entera se convierte en un hervidero de actividad. Las oficinas de diseño se llenan de bocetos frenéticos. Los talleres resuenan con el sonido de máquinas de coser, tijeras y voces que cantan mientras trabajan. El departamento de logística hace malabares para coordinar luces, escenarios, invitaciones. Marketing rediseña campañas, aunque todavía algunos lo hacen con dudas en el corazón.
Sophie corre de un lado a otro, como la sombra fiel de Amara, tomando notas, entregando órdenes, apagando pequeños incendios.
Liam supervisa cada entrada y salida, redoblando la seguridad. No confía en que Kate se quede quieta. Sabe que cuando alguien como ella ve un plan que puede fracasar, hace lo imposible por boicotearlo.
Y en el centro de todo, Amara. Caminando entre pasillos, corrigiendo bocetos, alentando a costureras, levantando la moral de diseñadores agotados. Su voz resuena por todas partes:
–Más color, más fuerza, no tengan miedo de arriesgar. Quiero que c