El aroma del café recién hecho invade el espacio, pero no logra disipar la el estrés de la joven. Amara se cruza de brazos, mientras su mirada está perdida en un punto fijo, como si en ese preciso instante estuviera librando una batalla interna.
Sophie la observa en silencio por unos segundos antes de deslizarle una taza humeante. –Anda, suéltalo. –La invita con voz suave, pero con una firmeza que deja en claro que no aceptará evasivas.
Amara toma la taza entre las manos, sintiendo el calor del café filtrarse por su piel, como si pudiera calentar el frío que lleva dentro. Su pulso se acelera mientras sus dedos recorren el borde de la porcelana, buscando en el calor de la bebida una sensación de consuelo que no encuentra. Mira a Sophie por un momento, como si contemplara cómo las palabras que están a punto de pronunciar cambiarán el curso de su vida. Sabe que, al contar su historia, se está abriendo de una manera que nunca pensó que lo haría. Con una exhalación profunda, comienz