C59-VUELVO A LONDRES.

Gianna quedó helada y el eco de las palabras de Ingrid seguía golpeándole la cabeza: “si de verdad los amas, vete y no vuelvas”.

El corazón le latía tan fuerte que creyó que se le saldría del pecho y, al mismo tiempo, el peso de la culpa volvió a caer sobre ella como una losa: recordaba cada error, cada sombra de su pasado, y la certeza de que, por mucho que intentara, nunca sería suficiente para esa familia.

Trató de responder, pero la voz no le salió, sus labios temblaron y las lágrimas rodaron sin permiso.

Esa misma noche, Gianna estaba sentada en el borde de la cama, con la mirada fija en el suelo. Adler entró, su rostro iluminado por una mezcla de esperanza y cansancio, había pasado el día planeando cómo resolverlo todo, cómo sanar las heridas que Viktor había dejado en sus vidas.

Pero al verla, algo en su expresión lo inquietó.

—Gianna… —dijo suavemente, acercándose—. Hablé con Grayson y él se encargará de Viktor, no tienes que preocuparte más por eso.

Pero