C3-¿QUIERES SEDUCIRME?
Adler permaneció inmóvil, su respiración apenas alterada, pero su mirada se endureció. Dudaba, por primera vez en mucho tiempo, dudaba de sí mismo y Gianna lo notó y se aferró a su chaqueta como si fuera lo único que la mantenía con vida.
—Por favor... no me dejes aquí... —rogó con la voz quebrada—. Estoy secuestrada, no soy una prostituta... lo juro, lo juro por mi vida.
Él se tensó y la sorpresa lo golpeó como un puñetazo. Durante un instante se quedó en silencio, observándola con esos ojos helados que parecían analizar cada detalle de ella.
—¿Secuestrada? —repitió.
—Sí... —Gianna asintió con desesperación—. Me obligan, yo no... yo no soy como ellas. No pertenezco aquí.
El desconcierto cruzó fugaz por su expresión, pero enseguida lo borró con una máscara de frialdad y dio un paso atrás, liberándose del agarre de sus dedos.
—Ya basta. —Su voz fue dura—. ¿De verdad crees que voy a caer en tu juego? ¿Quieres seducirme? No soy tan ingenuo y ya lo dije... no me acu