―Hmm…―Sentí sus uñas arañar suavemente mi cuero cabelludo mientras ella seguía haciendo aquellos suaves sonidos.
Yo mantuve los ojos cerrados y seguí con la cara enterrada entre sus pechos por miedo a lo que ocurriría cuando me moviera.
¿Podía ser más estúpido y débil?
Aquello no tuvo que haber ocurrido, al menos no de esa manera, así que resignado, me aparté de ell