―No deja de sangrar, ¿Por qué no deja de sangrar?
El tono histérico en la voz de Helena me trajo de regreso a donde sea que me había ido.
―Señora, le voy a pedir que salga―Escuché que respondía la voz de un hombre.
―Vamos, Doc., déjela estar, es su esposo quien fue herido―Esta vez fue a Alex a quién escuché.