El gemido de aquel hombre me hizo sentir aún más incómoda de ser posible, pero, ¿qué podía hacer? Aquel era mi trabajo.
― ¿Puedes hacerlo más fuerte? ―Preguntó el tipo cuando mis manos estaban en su coxis, cada vez que llegaba a esa zona decía lo mismo.
―Claro―Murmuré haciendo más presión antes de subir hasta sus hombros.
―Ah, qué bien...