En ese momento, Clara supo que estaba a punto de perder el control de la situación; lo cual no estaba dispuesta a permitir. Entonces en un intento un tanto desesperado e inteligente de su parte, fingió que estaba a punto de desmayarse. Aquello atrajo la atención de Alexander enseguida, pues acudió a su auxilio para sostenerla.
—¿Que pasa Clara?, ¿te encuentras bien? —le cuestiono volcando de nuevo toda su atención sobre ella, que era justo lo que Clara deseaba.
—No lo sé, me siento un tanto mareada. Por favor, no me saltes amor —pidió con voz débil.
—Descuida, no lo are —le aseguro, mientras la abrazaba.
—Por favor, vámonos. No me siento nada bien —le pidió, deseando sacarlo de aquel lugar lo antes posible.
Una parte de Alexander deseaba quedarse, pues Emilia al fin estaba de nuevo ante él. Después de dos años había vuelto y aun necesitaba respuestas de su parte, necesitaba cerrar aquel ciclo que había quedado inconcluso. Ella era la única que podía hacerlo y le asustaba que si la pe