Pasaron un par de minutos en completo silencio, antes de que Emilia volviese mostrar signos de vida. —Mi madre —pronuncio de pronto y con voz débil.—Está en el hospital, mis padres se encuentran con ella no la han dejado sola ni un momento. Ella te necesita, sé que esto es muy difícil para ti; pero debemos ir con ella —le respondió, mientras la soltaba despacio para verle el rostro.Noto entonces que no había ni una sola lagrima en este, su mirada parecía estar más bien perdida; toda ella parecía estarlo.—Lo sé, ahora tengo que alistarme —reconoció, mientras comenzaba a incorporarse con lentitud. Al verla, Alexander se apresuró a ponerse en pie, dejando que ella lo hiciera de igual manera.Apenas Emilia se levantó de la cama, fue como si sus piernas no lograsen sostenerla del todo; haciendo que estuviese a punto de caer al piso. De no ser porque Alexander se apresuró a sostenerla, colocando un brazo a la altura de sus costillas; sin duda se habría golpeado. —¿Estas bien? —le cues
Hacía casi 48 horas desde que recibieron la noticia, en las cuales Emilia apenas habían tenido tiempo de detenerse. La verdad es que no habría probado bocado, de no ser porque Alexander prácticamente la obligo a hacerlo y es que sabía que necesitaba mantenerse fuerte para lo que aun venia. Alexander se sentía tan cansado que apenas podía mantener los ojos abiertos y aun así no se separó ni un instante de Emilia, hasta que Lucas fue depositado en el mausoleo familiar. Aun entonces Emilia no derramo ni una sola lagrima, lo cual le hizo temer; pues sabía que cuando al fin se permitiera volver a sentir sería tan terrible que no podría soportarlo. Deseaba estar con ella cuando eso ocurriera, pues sabía que lo necesitaría; le aria falta un hombro sobre el cual llorar, alguien que la sostuviera y pretendía ser esa persona. Sonia estaba inconsolable cuando volvieron del cementerio, por lo cual tuvieron que darle un calmante y meterla en la cama. Emilia sostuvo su mano hasta que se asegu
En ese momento, Alexander no lo pudo soportar más. No logro ver las consecuencias, su lado racional solo desapareció; dando paso al instinto y al deseo. Este que se extendió por todo su cuerpo hasta que no pudo controlarse más y se abalanzó sobre ella con una rapidez sorprendente.Se acerco a ella, levantándola del suelo sin más. Emilia correspondió a su acción, enredando las piernas alrededor de su cintura; mientras que este coloco sus manos en su trasero, sosteniéndola. En tanto que ella las envolvió alrededor de sus hombros, comenzando a besarle con pasión.Por desgracia, Emilia pronto sintió que eso no era suficiente, que necesitaba más contacto con su cuerpo. Apenas era consciente de como Alexander comenzaba a caminar directo a su recamara o al menos fue de ese modo hasta que sintió como tomaba asiento a la orilla de la cama con ella aun en su regazo, pero sin alejar las manos de su trasero.Cuando Emilia sintió que ya no necesitaba sujetarse de él, separo las manos de sus hombro
El aroma a flores inundaba La Catedral del Santo Nombre, en Chicago. Era finales de julio, el cielo se encontraba despeado y el clima era cálido; perfecto para la ocasión que estaba a punto de tener lugar.En el interior todo estaba cubierto de rosas blancas, el camino de entrada había sido cubierto por pétalos que daban la bienvenida a una hermosa novia enfundada en un precioso vestido blanco. Era una creación exquisita de encaje y satén, que envolvía la figura de la joven; resaltando su pequeña cintura, sus pechos generosos y caderas estrechas. La cola del vestido de estilo clásico arrastraba tras ella un par de metros, mientras avanzaba tomado del brazo de su padre. Este le veía con una sonrisa, mientras sostenía su mano con cariño, haciéndole saber que estaba a su lado.Avanzaban al ritmo de la marcha nupcial, pasando al lado de toda su familia y amigos; quienes los veían con alegría e incluso algunas lágrimas eran derramadas. En cambio, la atención de ella se encontraba puesta
Un par de meses atrás…Alexander había llamado a Clara, su novia, varias veces a lo largo de la tarde sin respuesta. Deseaba verla, hablar con ella; por lo cual insistió hasta que consiguió que su asistente le dijera donde se encontraba. Ambos había decidió mantener su relación en secreto, por el bien de sus carreras. Ella era una importante modelo, su carrera iba en ascenso. En tanto que él era el Ceo de una de las empresas de construcción más importantes del país.Llevaba varios días sin verla, así que en contra de todos sus acuerdos decidió buscarla en público. Según su asistente se encontraba en el hotel, The Gwen. Tenía una reunión hay con un cliente y pretendía sorprenderla. Por desgracia, al arribar no encontró rastro alguno de ella en el restaurante o el bar; por lo cual dio por hecho que debía encontrarse en alguna de las salas de reuniones. No tenía otra opción más que esperar y no encontró una mejor forma de hacerlo que tomando una copa en el bar. Apto por dirigirse haci
Alexander no tenía idea de lo que estaba pasando y es que no era típico en ella el actuar de ese modo. —¿Qué es lo que te sucede? —le cuestiono extrañado.Por desgracia Emilia no contesto, sino que tan solo se acercó un poco más a él; lo cual le sorprendió de inicio. Sin embargo, pronto se dio cuenta de lo que pretendía y es que se ocultaba tras suyo, mismo que solo causo su mayor desconcierto. No lograba entender lo que pudo hacerla actuar de ese modo. —¿Qué diablos te sucede Emilia? —deseo entenderlo. —Cállate y no te muevas —respondió de forma cortante. —Lo are si no me dices lo que ocurre —advirtió, mientras comenzaba a hacer girar el banco sobre el que se encontraba sentado. Emilia no pretendía dejar que eso ocurriera, así que lo retuvo con firmeza. —Hablo en serio, si te mueve te lastimare —lanzo un ultimátum en su contra.Alexander en cambio le presto poca atención a sus palabras, soltándose de su agarre para comprobar de lo que se trataba. En cambio, a sus espaldas n
Emilia no tenía la menor idea de lo que le ocurría; pues la actitud relajada de antes había desaparecido. Parecía molesto, exaltado y totalmente fuera de sí. Estaba claro que algo había sucedido, solo que no tenía la menor idea de lo que se trataba. Tampoco parecía que él se encontrase dispuesto a revelarlo, por lo cual solo le resto seguirlo al menos hasta el exterior y es que eso era justo lo que deseaba. Una vez se encontró fuera, se liberó de su agarre; aun cuando eso no le resulto nada sencillo. —¡Loco! —lo llamo con desprecio mientras se alejaba.Alexander apenas era consciente de lo que estaba haciendo, al igual del hecho de que Emilia se alejó de él furiosa. Vio entonces como al otro lado de la calle Clara subía a un auto, acompañada de aquel hombre. No podía permitir que se marcharan, necesitaba detenerlos y obtener respuestas de su parte. Por desgracia, el tiempo se terminaba. Ellos se marchaban y no dejaría que eso ocurriera. Infortunadamente su auto se encontraba en e
Cuando Emilia comenzó a despertar, lo hizo sintiéndose confusa y es que no recordaba lo sucedido o al menos fue así en un principio. Pronto observo todo a su alrededor, se encontraba en una habitación pintada en su totalidad de color blanco, lo cual, acompañado aquel característico aroma a alcohol y desinfectante, le hizo dar cuenta del sitio en el que se encontraba. Estaba en una habitación de hospital y ser consciente de eso le hizo recordar los acontecimientos de esa noche, mismos que terminaron en un coque de auto. Apenas fue consciente del todo de si misma, se dio cuenta de que por fortuna no parecía encontrarse gravemente herida. Portaba un collarín, sentía un liguero sabor metálico en su labio inferior y usaba una clase de cabestrillo en una de sus muñecas. Fuera de eso se sentía bien, tan solo se sentia levemente dolorida. Sin embargo, eso no mermaba su furia y es que tenía en claro quién era el culpable de que se encontrara ahí. Su molestia no radicaba tanto en el daño su