Capítulo 980
La sorpresa cruzó el rostro de Alejandro, y Mónica lo notó al instante.

—Espera… ¿de veras no estabas enterado? —susurró, desconcertada.

Él guardó silencio. No sabía nada, pero en cuanto se mencionaba a Grupo Guzmán, correspondía averiguar.

—Investigaré —aseguró, firme—. Cuando tenga respuestas te llamaré.

El mensaje era claro: puedes marcharte.

Pero Mónica vaciló.

—Si de verdad no sabías, ¿se te ocurrió pensar…? —dejó la frase en el aire.

Un ruido en la escalera la interrumpió. Las miradas se alzaron: Luciana descendía, recién despierta.

Mónica se quedó de piedra. ¿Luciana… aquí? ¿Vivían bajo el mismo techo?

Alejandro se levantó de un salto, alarmado:

—¿Despertaste? ¿Dormiste bien? —le tomó la mano.

—Mmm, sí… —respondió Luciana con la voz ronca del sueño.

Para Mónica, el matiz era inequívoco: esa voz está gastada de tanto gemir.

Y el atuendo no dejaba dudas: llevaba puesta una camisa masculina enorme—obviamente de Alejandro— que dejaba ver las clavículas marcadas y, justo bajo el cuel
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