—¿Estás embarazada?
—Ah… —Martina se sorprendió.
—Qué bien —Estella sonrió antes de darle tiempo a negar—. Se dieron prisa, ¿eh? Martina apenas había despertado hace nada. Bueno, Salvador te esperó mucho; y ya no está tan joven… toca aprovechar el tiempo.
Luego miró a su acompañante.
—Después de la boda, nosotros también pensábamos buscar bebé pronto: de jóvenes el cuerpo se recupera mejor y se tiene más energía para criar, ¿verdad?
—Sí —dijo él, mirándola con una sonrisa.
Estella se apenó un poco y asintió a Salvador y Martina.
—Entonces nos vamos.
—De acuerdo.
—Ah, casi lo olvido… —Estella se volvió—. Para nuestra boda, ustedes dos tienen que ir, ¿sí?
—Claro…
—Vámonos.
Estella se fue del brazo de su prometido, radiante.
Detrás, Salvador y Martina se quedaron en un silencio extraño.
—Ehm… —tras un rato a Martina se le escapó un pequeño eructo y soltó un suspiro largo—. No lo veía venir…
No aguantó y miró a Salvador, con intención.
—¿Qué no veías venir? —él sonrió, sin ironía—. Es jove