Capítulo 1218
Luciana frunció el ceño y agitó la mano: quería decir algo, pero el ardor era real; se había quemado.

Alejandro, frente a ella, lo vio clarísimo. Apoyó las manos en la mesa, a punto de incorporarse.

—¿Alejandro? —Juana lo notó al vuelo.

Él volvió en sí. Ahora no le correspondía preocuparse por Luciana.

***

Alejandro y Juana se fueron primero. Luciana se quedó un rato con Martina, esperando a que Salvador viniera por ella.

Él llegó cinco minutos más tarde de lo acordado. Al entrar, no dejó de disculparse:

—Perdón, el tráfico estaba pesado.

—Ajá —Martina, con sorna—. Claro, ahora el tráfico es culpa mía.

—No… —Salvador parpadeó y soltó una risa breve—. Fue mi error. Debí preverlo y salir antes.

Dicho eso, miró a Luciana.

—Martina es un amor, ¿verdad?

Luciana se quedó en blanco. “Ese tipo de preguntas mejor no me las hagan a mí…”

—No te enojes, ¿sí?

Salvador apartó un mechón del pelo de Martina y, sin importarle que Luciana estuviera allí, rozó la comisura de sus labios con un beso.

—¡Sal
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