Capítulo 1075
No terminó la frase; Alejandro se quedó rígido. Entendió perfectamente lo que faltaba.

Lo inevitable, al fin, llamaba a la puerta.

Soltó una risa áspera:

—“Mucho mejor”, ¿qué significa? ¿Ya despertó?

Imposible; si hubiese abierto los ojos, él lo sabría.

—Todavía no —negó Luciana—, pero es muy probable que lo haga…

—Tch.

Apenas quiso seguir, Alejandro soltó una risita cortante:

—Vaya, el hombre ni siquiera ha despertado y tú ya te mueres de ganas de volver con tu “amor verdadero” y sacudirme de encima, ¿no?

—Alejandro…

—¿No crees que te adelantas? —la cortó, irritable—. Y no es por desearle mal, pero nadie garantiza que despierte.

Tenía razón; Luciana lo sabía.

—Por eso te lo cuento con tiempo, para que—

—Je.

Él soltó una carcajada helada:

—¿Para que me vaya haciendo a la idea? Muy considerada; gracias.

El sarcasmo le brillaba en la frente: “Estoy harto”.

Luciana sintió un peso en el pecho y guardó silencio.

Su mutismo irritó aún más a Alejandro.

—¿Se te acabaron las palabras?

Ella lo m
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