Parecía que estaba buscando alguna excusa para provocarla, aunque nada grave. Quizás solo estaba imaginando cosas. Se subió al auto tras él.
Una vez en marcha, Mateo sostenía su tablet y el ambiente permanecía igual de silencioso que al principio. Lucía también lo había notado: desde que regresó de su pueblo natal, la relación entre ellos se había apagado. Parecía que Mateo deliberadamente estaba alejándose de ella. Tal vez lo hacía por Camila.
Mateo miraba la tablet sin expresión alguna en su rostro. Sus dedos largos se deslizaban por la pantalla cuando comentó con indiferencia:
—Ya es tarde, te llevaré a casa.
Ya era de noche cuando regresaron del hospital.
Lucía no quería incomodar a Mateo. Si después surgían problemas con Camila, ella cargaría con la culpa. Era mejor evitar malentendidos.
—No es necesario. Mi auto sigue estacionado en la comisaría. Déjame allí y puedo conducir a casa por mi cuenta —rechazó directamente.
Mateo apretó sus labios finos, con mirada fría, mientras sus d