El asombro se extendió por ambas familias.
Carolina, mirando a la joven frente a ella, quedó tan impactada que tuvo que confirmarle una y otra vez: —¿Qué es lo que acabas de decir? ¿Embarazada de mi hijo?
Karen, aunque nerviosa e insegura de las consecuencias, tenía que arriesgarse.
Asintió: —Sí... ¡Estoy esperando un hijo del señor Rodríguez!
Esta vez lo escucharon con claridad.
Estaba embarazada de Mateo.
Tomás y Ana quedaron asombrados. ¡El rápido del Mateo ya tenía entonces un hijo fuera del matrimonio! ¿Qué clase de vida llevaba su hija entonces con los Rodríguez?
Carolina, sin embargo, se alegró. Aunque no fuera Camila la embarazada, cualquiera era mejor que Lucía. El niño llevaría la sangre de los Rodríguez.
Si Camila, por su debilidad, no podía tener hijos, esta sería una solución.
—¿En serio? —Carolina cambió de inmediato su expresión —. ¿ Cuántos meses tienes?
Karen se sorprendió ante el interés de Carolina en su embarazo. Era más fácil de lo que esperaba.
Pensó que necesitar