El motivo era doble: por un lado, le preocupaba la operación de Ricardo y, por otro, las palabras de Alejandro le daban vueltas en la cabeza.
Tras dar varias vueltas en la cama, se incorporó y comprobó la hora. Calculó que la cirugía de Ricardo debía estar por concluir. Se vistió de nuevo y salió rumbo al hospital.
Tal como había supuesto, al llegar, la operación ya había finalizado. Junto a la puerta del quirófano, el cirujano principal conversaba con los familiares: Clara y Alejandro estaban presentes, así como Mónica, envuelta en una manta y sentada en una silla de ruedas.
—La cirugía salió muy bien; el paciente fue llevado a la UCI. Pero lo que sigue es crucial: monitorear su recuperación y ver si hay algún signo de rechazo o complicaciones —explicó el médico.
—Gracias, doctor… —Clara y Mónica estrecharon sus manos, con los ojos llorosos de gratitud—. De verdad, muchísimas gracias.
—No es nada, solo cumplo con mi trabajo.
—Entonces nos veremos en la UCI más tarde.
—De acuerdo, doct