**VIERNES**
Me paré frente al vestido que estaba en la cama, respiré profundo, cerré los ojos por un momento para tranquilizarme. El día había llegado y mi corazón estaba a mil por hora.
— Cariño, ¿por qué aún no te has vestido? Ven y te ayudo — dijo la señora.
Ella entró y levantó el vestido de la cama. Me aparté un poco y miré al balcón. En un par de horas más sería libre.
— ¿Cariño, estás bien? — me preguntó.
Asentí inmediatamente y empecé a ponerme el vestido.
— ¿Cómo te llamas? — le pregunté, ya que aquella vez no me dieron ganas de hacerle la pregunta.
— Soy Agustina, mucho gusto — me dijo.
Asentí, y Agustina me ayudó a arreglar el vestido.
— Aún no entiendo por qué dejó a Fabien en manos de Piero — le dije.
Ella dejó de abotonar el vestido y me miró.
— Cuando Piero se casó con Fabiana, lo hizo para hacer una alianza con los Salvatore, pero ellos estaban enamorados. Fabiana lo veía como un dios y ni hablar de él, jamás pensé que alguien como Piero pudiera demostrar amor, pero co