Mi madre bajó su cabeza y sentía que su mundo seguía siendo atacado por terremotos, pero ya no había tierras para destruir; eran tantas las cosas por las que estaba sufriendo, pero me tenía a mí para ayudarla a reconstruirlo.
Carla siempre había sido demasiado sincera para decir las cosas, sin importarle si al decirlas podía lastimar a alguien, ella simplemente hablaba y decía las cosas tal y como eran.
-Que específica has sido. -Afirmó Camelia.
-Así soy yo. –Respondió, en tono grotesco.
-Continúa por favor. -Suplicó mi madre.
-Al amanecer, Enrique fue quien despertó primero. Desperté justo en el instante en que él se marchaba y sus únicas palabras fueron “Me voy a casar. Un buen caballero no tiene memoria. Lo que pasó aquí, aquí se quedó. Esta fue mi despedi