Capítulo 25: REVIVIENDO LA PESADILLA.
NARRADOR.
Los días posteriores al ataque parecían un gran retroceso para Carolina. Elías regresó de Rusia y la encontró en la cama, temblando como si todo su mundo se hubiese caído. Desde esa noche, dejó de hablar. No quería comer, no deseaba salir, y ni siquiera permitió que el personal entrara a limpiar su habitación. Cerró las cortinas, apagó las luces y transformó su amplia suite en una especie de prisión elegida por ella, como si esa reclusión fuera su único lugar seguro.
Elías, angustiado, intentó todo lo posible. Le llevaba el desayuno en bandejas de plata, ponía música suave y la abrazaba en silencio, pero ella apenas levantaba la vista. Los episodios de pánico volvían cada noche, sus pesadillas eran tan vívidas que a veces despertaba gritando y llorando, aferrándose a él con desesperación, como si temiera perderlo también.
Ese lunes, al no notar ninguna mejora, Elías se quedó un buen rato observándola desde la puerta. Experimentaba rabia, impotencia y dolor. Pero, sobre todo,