13. Promesas rotas (DIEGO)
Cali no dejó de sonreír en toda la noche, ni siquiera su sonrisa se esfumó cuando vio aparecer a su madre y al hijo de puta que la violó, y no dejó que yo me acercase tampoco.
Bailaba junto a ella, una bonita canción que mi madrastra estaba tocando, era muy buena con el piano. Era preciosa, o así nos parecía a Cali y a mí.
- Deberías de hacerles a todos, una exhibición de esgrima – bromeaba, haciendo que ella riese y negase con la cabeza, en señal de que yo era todo un caso, y estaba de acuerdo. Estaba dispuesto a hacer cualquier cosa por ella, tan sólo quería verla reír – te quiero – le dije, observando como ella levantaba la vista para mirarme – y me encanta verte así, justo como tú eres – concluí. Ella sonrió.
- Marina está aquí – comenzó, perdiendo la sonrisa, mirando hacia alguien que había detrás de mí - ¿la invitaste?
- ¿No es tu mejor amiga? – pregunté, sin entender su actitud. ¿E