Cap. 47
Deliberadamente, tomo sus valijas y salió de la habitación. Subió el elevador, recibiendo un par de miradas indiscretas y curiosas al ver a la novia fugitiva honrándolos con su presencia. Violette no presto mucha atención, necesitaba llegar a casa lo antes posible. Descendió con dificultad del artefacto de metal, caminando con elegancia hasta la recepción, donde la chica, amablemente, acepto su salida, pidiéndole educadamente que registrara la hora y sellara aquello con una firma.
Buscó las llaves de su auto entre la enorme bolsa sobre su hombro. Al encontrarlas, sonrió triunfante y desactivo la alarma, lanzando las maletas en la cajuela y tomando asiento en su respectivo lugar. Olvidaba lo complejo que se tornaba la simple acción de manejar cuando utilizaba tacones. Era demasiado tarde para detenerse en la carretera y sustituir los hermosos zapatos de marca por unos más cómodos. Ya tendría tiempo de hacerlo en la próxima gasolinera.
Aceleró un poco, rememorando todo lo acontecido en