— ¡Bienvenido hermanito! — Gritó Lucia al vernos entrar con Thiago al apartamento, el cual venía con muletas, por su pierna rota. Yo acompañé a Jacob para ir por Thiago, ya que Lucia insistió en quedarse porque quería darle una gran bienvenida.
Y sí que lo fue.
Tenía un gran rótulo en el techo que decía “Bienvenido”, cordeles se extendían por las paredes, en la mesa de la sala se encontraban varios pastelitos y bebidas. Alec también se encontraba junto a Lucia. Al fin ellos habían podido arreglar sus diferencias y empezar una verdadera relación. Me sentía feliz por ellos.
— ¡Gracias hermana! Pero no era necesario todo esto
<