CAPÍTULO 84

Adam 

Llegamos a una especie de bodegas abandonadas. Iba caminando cautelosamente, mientras seguía a Raquel. 

Entramos por una puerta, la cual hizo un rechinido al momento de entrar. Seguimos caminando otro poco, hasta llegar a otra puerta. Observé por una ventana pequeña y logré ver a Carlota con un arma en la mano. Hablaba por teléfono. Giré la perilla y para sorpresa estaba abierta. 

— ¿Qué haces? — Susurró Raquel, tomándome del brazo — ¡Ella tiene un arma! 

— ¡No me importa! — Dije, soltandome de su agarre — ¡Si quieres, quédate aquí! ¡Pero yo no voy a detenerme en este momento! — En

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