Dos días después

Columbia

Matthew

Debería existir un manual, uno bien redactado, con índice, ejemplos y advertencias en negrita: “No decir esto”, “No hacer aquello”. Algo que te indique cuándo avanzar y cuándo retroceder con una mujer. Porque, seamos honestos, no siempre hay una señal clara. No todas sonríen cuando quieren que te acerques, ni todas fruncen el ceño cuando prefieren que te vayas. A veces, incluso hacen ambas cosas en menos de cinco segundos.

Claro, para algunos tipos —esos iluminados— no hay misterio. Adivinan lo que ella quiere con una sola mirada y aciertan como si hubieran leído el guion de antemano. Otros, como yo, caminamos por un campo minado con la esperanza de que hoy no sea el día en que una bomba nos vuele en mil pedazos.

Y después están los valientes —o los estúpidos— que se lanzan sin pensarlo dos veces, guiados solo por sus instintos. Algunos terminan con suerte… otros con una bofetada que les acomoda el alma.

Entonces… ¿cuál es la fórmula? ¿Dónde está la e