17. Trae a mi mujer
—No era a ti a quien seguía, tú no estabas en el plan. —dijo Mert.
—No te creo, Aylen era mi prometida, la trajiste muchas veces a mi casa.
El Alacrán regresó tras el llamado de Serhan y encendió el mechero. Una llama azul iluminó la estancia. El calor se sintió de inmediato, mezclado con el olor agrio del gas. Él hombre se rio mirando a Mert.
—No tienes salvación amigo.
—Dime —prosiguió Serhan, sin alzar la voz—. ¿Quién te envió? ¿Qué tanto saben de mí?
Mert respiraba con dificultad. El sudor le caía por la frente.
—Nada.
Serhan sonrió, una sonrisa lenta y helada.
—¿Ella se acostó contigo? ¿Fingiste quererla para sacarle información?
—La amo —dijo Mert—. Le juro que jamás le pregunté nada, Aysun…
—No pronuncies su nombre.
Ese fue el límite. En un segundo, Serhan lo tomó del cuello y lo empujó hacia atrás con tal fuerza que la silla se tambaleó. Su rostro se endureció; ya no había control, solo furia contenida.
—¡No vuelvas a decir su nombre! ella es la señora Demir.
Lo soltó de golpe