Dhara le lanzó una mirada a Sylvaine cuando Rory Blair, quien fue el último en terminar de comer, se puso de pie.
—Chicos, debo irme... —dijo el asiático, rascándose la nuca—. Tengo que ir a casa.
—Oh, te acompañamos —dijo Sylvaine decidida, tan segura, que a Jasper le espantó. Los tres restantes se levantaron.
—N-no es necesario —dijo el joven—. Pueden regresar a casa tranquilos, los veré mañana.
—Creí que iríamos al Karaoke, a penas son las siete y media —dijo Jasper, fingiendo tal cual le indicaron las chicas antes.
Una punzada de culpabilidad comenzaba a doler en el pecho de Dhara, pero aún así, decidió hablar.
—No te preoc